Los usos que le podemos dar a nuestro principal destilado no son pocos, al igual que las marcas y estilos que conforman la amplia oferta pisquera nacional. Para aprovecharlo como corresponde, no queda otra que documentarse bien.


La inmensa mayoría del pisco que se produce en Chile se bebe aquí mismo y en forma de piscola. Por lo mismo, durante las últimas décadas la propia industria ha ido amoldando sus sabores y estilos para dar justamente con piscos que se hermanen con la bebida cola de una manera perfecta.

¿Cómo se hace esto?

Jugando con distintas variedades de uva, en algunos casos, y también dándole pasos por barricas de madera a este destilado. De esta forma el pisco toma aromas y sabores levemente tostados, incluso con algo de vainilla, más cierto incremento de su untuosidad, lo que al final hace pedir a gritos un vaso largo, tres hielos, una rodaja de limón y bebida cola.

ALTO DEL CARMEN ESPECIAL 35°

En esta línea de piscos netamente “piscoleros”, simples en lo aromático y pensados en ser mezclados con bebida, destaca el clásico Alto del Carmen de 35 grados, ese de la etiqueta verde. A estas alturas un clásico, y con una bien ganada fanaticada que lo exige en todas partes, más aún con su conveniente botella de un litro.

 

 

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